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CECILIA ESTABA NERVIOSA, por decir lo menos. De pie frente a la escuela esperando que sonara la campana para despedir a los estudiantes, respiraba con dificultad. Se acercó a una chica rápidamente, ya que era una de las primeras en dejar la escuela.
—Hey, uh, estoy buscando a Bella Swan— le dijo, ajustando su bolso sobre su hombro. La chica asintió con la cabeza, sonriendo. Era una hermosa muchacha de aspecto asiático, con gafas en la parte superior de su hermosa nariz. Ella apuntó a una chica parada frente a una camioneta roja, aparentemente tan usada como su Jeep. Cecilia solo le sonrió a la chica antes de dirigirse hacia la morena.
Cuando la muchacha se acercó a Bella con una sonrisa, la chica se volvió hacia ella, saludándola torpemente.
—¿Eres Bella?— dijo Cecilia en voz baja, sin querer llamar la atención. Dicha chica asintió con la cabeza, confundida porque no era la chica más popular de la ciudad. —Necesito tu ayuda, soy amiga de Jacob. Él esta...
—Cambiado. Si, lo se, é-él ya no me habla— Bella habló, aparentemente consciente del problema que tenía Cecilia. Cecilia suspiró, asintiendo.
—¿Sabes lo que pasó?— Cecilia gimió derrotada, esperaba encontrar respuestas en la chica Swan pero obviamente estaba en la misma posición. —Es mi mejor amigo— añadió Cecilia, con la cabeza gacha.
Bella puso una mano en el brazo de la chica, entendiendo su lugar.
—No puedo perderlo— Bella habló, Cecilia notó las lágrimas en sus ojos mientras miraba hacia arriba de nuevo y se prometió a sí misma ya Bella que descubriría lo que pasó, tenía que hacerlo.
•••
EL DÍA SIGUIENTE no fue diferente. Después de conseguir el número de Bella y conducir de regreso a casa, Cecilia había hablado con Cherry durante horas, la chica tratando de animar a su mejor amiga.
Pero al estar en la escuela ahora viendo a Jacob, dolió más después de saber que lo hizo no solo a ella sino también a Bella.
La chica vio como Jacob y Paul se levantaron, salieron de la cafetería y rápidamente los siguió, dejando unos metros de espacio entre ellos.
Los siguió durante dos minutos a través de los pasillos vacíos, su voz los detuvo en el momento en que querían empujar las puertas para salir de la escuela.
—Jacob— suplicó, su voz era de caballo por el llanto de la noche anterior, sus ojos enrojecidos y la muchacha se quedó allí como un perro perdido. —¿Qué...? ¿qué hice? ¡Por favor, dime, puedo arreglarlo!— gritó Cecilia. Jacob se dio la vuelta lentamente, luciendo como si lo estuvieran destrozando internamente. Paul se paró detrás de él, observando la escena intensamente, listo para interrumpir en caso de que Jacob se volviera.
—Solo déjame en paz, Ce. Vuelve con Jaden y Cherry— escupió, rechinando los dientes de nuevo y girando para irse de nuevo, pero la muchacha se apresuró a correr hacia él, agarrándolo de la muñeca.
Ahora, siendo pecho contra pecho, Jacob realmente podía ver por lo que la estaba haciendo pasar, pero sabía que no podía decírselo.
—No entiendo de qué se trata esto, Jake— sollozó, lágrima tras lágrima abandonando sus ojos. Él se estremeció ante su pequeña voz, su rostro dejó el de ella una vez más y luego la dejó, otra vez. —¡Esto es tu culpa! ¿Qué le hiciste?— gritó, señalando con el dedo al chico más alto que simplemente puso los ojos en blanco.
Paul se sentía un poco mal por la chica antes, pero ahora estaba molesto por su necesidad de culparlo, aunque él entendía de dónde venía.
Después de dejar escapar un gemido bajo, bajó la mirada hacia ella. Parecía devastada, como una niña perdida de alguna película dramática que su madre siempre veía. Estaba a punto de despedirla, tal vez incluso asustarla para que se fuera más rápido, pero cuando la miró a los ojos fue como si hubiera olvidado en qué situación se encontraban, solo queriendo quitarle el dolor, pero Jacob lo agarró del brazo y trató de arrastrarlo lejos, Paul obviamente comenzando a temblar.
Pero el chico más alto arrancó el brazo de su agarre, corriendo a través de las puertas y hacia el bosque cercano, Jacob lo siguió rápidamente, dejando a Cecilia completamente perdida y sola.
•••
AL LLEGAR A CASA, la chica rápidamente trató de llamar a Cherry, quien para su consternación no contestó su teléfono, así que llamó a Isabella Swan.
Habían hablado alrededor de una hora, Cecilia le contó lo que pasó y Bella escuchó, la chica cerró la boca y dejó que Cecilia divagara. Fue refrescante ya que Cherry no era de las que escuchaban los problemas y Jacob no estaba allí cuando ella lo necesitaba ahora.
Después de colgar, la muchacha supo instantáneamente que no quería quedarse así por una hora más, así que rápidamente se dio una ducha, se vistió y se fue a dormir, sin siquiera decirle a sus padres que lo estaba ya que sabía que lo estarían preocupados y decirle que coma primero, pero ella no estaba de humor.
La chica se durmió rápidamente y sintió que se despertaba de nuevo tan rápido como se fue a dormir. Ella gimió al escuchar su alarma sonar, frotándose los ojos, vio estrellas y cuando bajó las piernas de la cama, su cabeza se sintió mareada.
Rápidamente se vistió con un par de jeans y una camiseta sin mangas junto con una chaqueta de punto, siendo su elección. A la chica le gustaba cubrir todo lo que los chicos podían encender, no mostrar el escote y usar algo largo que le cubriera el trasero. Cecilia era una chica bonita, a la que no le gustaba la atención innecesaria de los adolescentes hormonales.
Tuvo suerte con su cabello ese día, el acondicionador la noche anterior hizo maravillas mientras lo dejaba salir en suaves ondas. Ella sonrió levemente a su reflejo, feliz de verse decente por una vez, su rostro desnudo brillaba. Lo último que hizo fue ponerse los zapatos, tomar la espalda y las llaves y bajar corriendo las escaleras. La muchacha se sentó en la mesa, sonriéndole a su hermano pequeño, alborotando su cabello y luego saludando a sus padres.
La chica no estaba preparada para lo que estaba por venir.
