Christmas Wish - [Namjin]

Parte 1 - Un deseo

Faltaban nueve días para navidad. La nieve cubría las calles y los adoquines, las luces iluminaban incluso la noche más oscura y las sonrisas que estiraban los labios de los transeúntes, estaban llenas de felicidad y anticipación, listos para recibir la noche buena en unos pocos días.

—¡Papá! ¡Mirá papá!— Un pequeño niño de cabello negro y ondulado, jaló la mano de su padre hasta guiarlo al enorme y precioso árbol de navidad, ubicado en la plaza del pequeño pueblo Winter Bear.

—Es muy hermoso, Jungkookie.
—Su padre, Seokjin, un hombre de veintiocho años, se arrodilló frente a él y jaló su gorro de lana, cubriendo sus orejas para que no se resfriara.

Jungkookie era un niño de siete años, de gorditas mejillas, adorables dientes blanquitos y brillantes ojos curiosos. Usaba un saco de lana color blanco y un gorrito negro, al igual que sus guantes y botitas.

—¿A dónde quieres ir mi amor?— Seokjin apartó sus castaños cabellos de su frente con una caricia.

—¡Quiero ver a santa! ¡Quiero decirle qué quiero para navidad!.

—¿Ya pusiste tú carta en el árbol?— Preguntó Seokjin, levantándose y rodeando la manito de su hijo con la suya.

—¡Sí! Pero también quiero decírselo, por si olvida leerla.

—Muy bien.—El pequeño Jungkook no podía ver la triste sonrisa de su padre, oculta por la acolchada bufanda rojiza que usaba.

En la mañana de aquel día, el hombre con el que había estado saliendo, había terminado con él. No es que Seokjin estuviera muy enamorado, pero ya le había dicho a su familia y amigos que alguien muy especial los iba acompañar en la noche de navidad.

Y estaba tan cansado de que siempre lo dejaban solo, aparentemente más interesados en hombres solteros que no tuvieran consigo hijos. Para él, su precioso Jungkookie era el mayor regalo de su vida y si alguno de esos imbéciles no lo aceptaban con su bebé, pues podían irse por dónde habían llegado.

¿Era mucho pedir un hombre que lo amara y que hiciera feliz a Jungkookie? Parecía que sí. Seokjin pensaba que no era tan guapo como en su juventud, pero también deducía que no estaba tan mal. Definitivamente los otros eran quienes estaban mal, no él y menos, su bebé.

—¡Ahí está!—Jungkook observó la fila para hablar con Santa y se molestó mucho, pues habían demasiadas personas y quizás, la pequeña chocolatina que había escogido para él, sería algo muy pequeño al lado de todo lo que podrían ofrecerle los niños frente a él.

—Santa amara tu regalo.—Consoló Seokjin y alzó a su hijo en brazos, logrando que lo observará de frente. —Jamas le quites importancia a tus regalos y a tí mismo mi amor. —Besó la mejilla colorada de su bebé y subió la bufanda acolchada para cubrir su naricita mientras esperaban en la fila.

Una hora después, Seokjin sentía que sus rodillas estaban por fracturarse. Afortunadamente tenía un pequeño recipiente lleno de chocolate caliente para su Kookie, así que le permitía beber cuándo tenía frío.

Curiosamente, cuándo fue su turno, las personas a sus espaldas se habían cansado de esperar y se habían ido, prefiriendo observar las vitrinas llenas de maravillosos objetos que podían regalar.

Seokjin se acercó con su hijo y lo ayudó a subir a la silla del trineo, dónde un hombre estaba disfrazado de Santa.

—Te traje esto.— Susurró Jungkook y sacando del bolsillo de su abrigo la pequeña chocolatina, se la entregó a santa.

Él hombre sonrió ampliamente.—Muchas gracias, es un obsequio maravilloso.

Seokjin sonrió mientras fingía que no escuchaba la conversación "privada" de su bebé y santa.