• Magenta •

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Observo la gran ventana con vista a la calle que se instala a mi lado junto a la mesa mientras por la esquina del ojo veo al chico de cabellos coloridos tomar asiento frente a mi después de haber visitado el baño.

Una hermosa chica pelirroja posa una reluciente bandeja con mi desayuno frente a mi mientras una canción jocosa pero a su vez estetica sale de la chistosa radiola plateada inundando el local a volumen bajo.

La melosa voz de una chica rubia con gafas negras le habla a un chico pecoso que la observa como si no ubiese nada más a su alrededor en la mesa de enfrenté...

El tintineo de la campana de la entrada indica que alguien más acaba de adentrarse al lugar...

Un elegante hombre envuelto en un abrigo delicado y costoso con mirada intensa y derrochando presencia se levanta de su mesa después de dejar varios billetes de propina y a lo lejos se escucha al mundo avanzar sin retorno mientras nosotros estamos aquí dentro... Intentando darle sentido a algo que no tiene lógica, ni razonamiento... Ni siquiera un objetivo.

— se que es difícil para ti... — lo oigo suspirar y observo el plato frente a mi... Un pedazo de tarta perfectamente sircular con algún tipo de aderezo blanco que desconozco insitaria a cualquiera a devorarlo pero la verdad, es que doy bocados solo por la necesidad de ingerir alimentos, lo cual se que el chico frente a mi nota cuando observa mi forma de analizar detenidamente el plato con el trozo de pastel y las dos cucharas perfectamente bien colocadas sobre el, aún así ignoro su atenta forma de procesar mis movimientos mentalizandome para continuar la conversación que dejamos a medias antes que a él le urgiese ir al baño después de haber ingerido mucho jugo de naranja durante su espera por mi.

— se que no debería pedírtelo pero... — dejo caer mis muñecas sobre la mesa interrumpiendo sus palabras con el ruido seco provocado por mis manos.

— no entiendo que es lo que esperas que pueda conseguir yo que no puedas conseguir tu. — lo miro a los ojos con seriedad consiguiendo una mirada triste de su parte.

Genial.

— escucha. Michael, se que es tu amigo. Pero...

—¿acaso ya no te importa? — ¿que?

—¿como puedes siquiera decir eso Michael? ¿Sabes a caso toda la mierda que he soportado solo por qué me importa? No lo sabes por qué no lo entiendes.

Si, estaba molesta y nisiquiera estaba molesta por lo que mi amigo con cabello verde me estaba pidiendo, estaba molesta por no poder hacerlo.

No importaban mis intenciones solo sabía que no funcionaría aunque lo intentase.

Desde hace mucho tiempo dejo de funcionar.

Siempre era la misma historia.

Se iba en la mañana, se olvidaba por completo de mi, volvía por la tarde casi noche, se daba un baño y salía de nuevo para volver en la madrugada incluso aveces al día siguiente.

Apagaba su celular para no sentir remordimiento por qué sabía que si veía mis llamadas tendría la necesidad de contestarme y terminaríamos gritandonos a través del teléfono celular.

Aunque el sabía que cuando volviese al departamento obtendría el mismo resultado... Yo reclamaría el intentaría ignorarme y yo dormía en la habitación de huéspedes para poder llorar en paz sin tener que oler el intenso aroma del alcohol con el que volvía.

Aveces el también me gritaba, solo cuando no se dormía en medio de la discusión.

Al día siguiente yo lo ignoraria y el me enviaría un mensaje de disculpas que yo nisiquiera leería.

• Towers • [L.H]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora