La llegada

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"El amor nace del recuerdo, vive de la inteligencia muere del olvido"  Ramón Llull.

-Ali despierta, el desayuno esta listo.- Oigo decir a mi primo detrás de la puerta, tras haberla tocado.

-Voy, dame cinco minutos.- Le digo saliendo de la cama y caminando al baño.

Ya han pasado nueve años desde que mi vida y la de mis hermanos cambio, el día que nuestros padres desaparecieron el día que perdimos nuestro hogar, y que descubrimos la realidad de este mundo, el día que conocimos a nuestros tíos, los cuales nos acogieron como sus propios hijos. Descubrimos que, además de tíos, teníamos dos primos, Eliot, de ahora 20 años, y Noelia, de 19 años.

Al principio se nos hizo muy difícil confiar en ellos, mama y papa nos enseñaron siempre que debíamos desconfiar de todos, pero con el tiempo nos dimos cuenta de que eran buenas personas, y que solo querían que nosotros estuviéramos bien, aunque lo que mas nos hizo abrirnos a ellos fueron nuestros queridos primos, esos dos chicos, cuando llegamos, eran un completo desastre, siempre estaban metiéndose en líos, sobre todo Noe, que a pesar de ser una pequeñaja, no hacia mas que buscar problemas hasta donde era imposible encontrarlos. Con el tiempo eso cambio...un poco. Eliot también era problemático, pero tengo la impresión de que el se metía en problemas por seguir a Noe, y que muchas veces se culpaba a el para que no castigaran a su hermana, aunque el jamas lo admitirá.

Muchas veces les preguntamos cosas de nuestros padres, cosas que queríamos saber, como el porque no nos habían hablado de ellos, o porque nos manteníamos tan lejos de todos, pero nunca nos daban una explicación, simplemente decían que se les había olvidado hacer algo en tal sitio, o cambiaban de tema, o decían que aun eramos muy jóvenes para entenderlo, aun así, nunca nos rendimos. También les preguntamos sobre la niñes de ellos, como era mama y tía Flora, como conoció mama a papa, y tía Flora a tío Zac, queríamos saberlo todo, sin embargo aunque queríamos muchas veces no nos lo decían todo.

Sobre nuestros poderes, bueno, digamos que eso no cambio mucho, tía Flora también nos pidió que no los usemos nunca, bajo ningún concepto, pero cuanto mas pasaba el tiempo, mas sentíamos esa necesidad de usarlos, nos era casi imposible controlarnos, por lo que decidimos entre los tres, que íbamos a aprender a hacerlo sin que nadie se diera cuenta, y eso hicimos. Cuando cumplí los nueve años, nueve meses después de que nuestros tíos nos acogieran, convencí a mis hermanos, como regalo de cumpleaños, que fueran conmigo a un bosque que tenemos cerca de la casa de Flora y Zac. Semanas antes había encontrado un sitio hermoso, y que además nos iba a ayudar a practicar con nuestros poderes sin que nadie nos viera, y eso era lo que quería hacer en ese momento con Ian y Daniel. Fue fácil convencerlos, el sitio era al finalizar el bosque, había un acantilado que formaba una cascada, un lugar mágico sin duda, pero lo que mas nos importaba era que nadie lo encontraría, y si alguien lo hacia, bueno, siempre íbamos a estar en la cueva que había detrás de la cascada, por lo que no tendríamos ningún problema. Después de ese día, cada dos días íbamos a la cueva de la cascada a practicar.

Una ves aseada, salgo al pasillo y bajo las escaleras, dirigiéndome a la cocina. Cuando llego, todos se encuentran en la mesa con el desayuno preparado, esperándome.

-Toma asiento Ali, te estábamos esperando.-Dice tia Flora.

-Lo siento, hoy ando bastante cansada, me costo levantarme.- Digo mientras me siento. Ayer estuvimos practicando en la cascada, y gaste mas energía de la que mi cuerpo puede tolerar.

-¿Te encuentras bien? Espero que no estés enfermando, porque estos días estaremos muy ocupados en Palacio.

-No, tranquila, no creo que enferme, solo me siento algo cansada, anoche no dormí muy bien.

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⏰ Última actualización: Feb 23, 2015 ⏰

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