El día que entró a nuestras vidas fue como un nuevo nacimiento, todos se preocupaban de el: si tenía hambre, la cocinera le preparaba comida lo antes posible; si quería jugar, mis hermana se turnaban para entretenerlo; todo lo que el deseaba estaba ante sus ojos en menos de cinco segundos. Y a mi me dejaron de lado, abandonada entre sonrisas que le dedicaban a él. Esa fue una de las razones por la cual yo lo odiaba.