▪9 años▪
Perdidos.Abi estaba sentada conmigo en la clase de literatura, en frente estaba Fátima y Sol y en el primer puesto al lado de la mesa de la maestra se encontraba Luke.
Había pasado un año desde que el llego y las cosas se complicaron bastante en mi vida. Resultó que Luke era un estudiante ejemplar y se llevaba de maravillas con Marlee haciendo los deberes y realizando proyectos. Con Nora las cosas eran casi iguales, lo del empujón cuando se conocieron quedo en el olvido y Luke se comportaba como el hermano mayor de mi hermana. Pero conmigo ni siquiera se atrevía a mirarme directamente a los ojos, la última vez que lo hice fue cuando se disculpó con Nora, desde ese día en adelante me evita, Me dirigía la palabra sólo cuando era necesario y trataba en lo posible de no estar en la misma habitación que yo.
¿Acaso olía mal? ¿Era fea? ¿O no le agradaba?
Era como vivir con un fantasma, sabía que estaba ahí pero no lo podía ver. Era un niño despreciable. Nada comparado con su madre, la mejor niñera que halla tenido, salvo por el pequeño detalle de que aún no me dejaba comer galletas después de las ocho.
Sin embrago, desde la misteriosa aparición de esas galletas frente a mi puerta, cada vez que hacia una pataleta, a la medianoche unas galletas sobre una servilleta tocaban mi puerta. Comencé a creer seriamente que el hada de las galletas con chispas de chocolate existía.
La maestra leía un aburrido poema. Puse cara de concentrada, pero en realidad estaba pensando en como convencer a mi mamá para que me dejará ir a la casa de Fátima está tarde con Sparks. Seguramente me diría "lleva a Luke". Antes me molestaba que me obligará a ir a todos lados con Nora, pero misteriosamente se le metió en la cabeza que el niño rubio podía ser mi amigo. Error, el jamás lo sería.
No me gustaba la idea de que él fuera a la misma escuela que yo, por alguna razón que estaba fuera de mis conocimientos mis padres les pagaban la educación a Luke, Ben y Jack. Para Navidad les daban regalos, les dejaban comer en la misma mesa que a nosotros y eran libres de reglas y listas de alergias y cosas que se debían hacer.
—Alexandra, podrías decirle a la clase de qué se trataba el poema— salté en mi asiento y me aparte un mechón rojizo de cabello que caía sobre mi frente. Cuarenta pares de ojos giraron a mirarme, recordé que la abuela siempre me decía que si no sabía algo sonriera y me echará el cabello hacia atrás con delicadeza.
Lo hice como me había enseñado, pero no pareció surgir efecto. La sonrisa era más parecida a una mueca sarcástica y cuando me iba a echar el pelo para atrás, se me enredaron los dedos entre estos.
Escuche algunas risas, la más fuerte era la de Sandy Dale, que estaba sentada junto a Luke. Ella le susurro algo al oído y se rió más fuerte, pero a Luke no pareció hacerle gracia.
—Te estamos esperando— me dijo la maestra, caminando hasta mi puesto con la mirada que ponían las personas cuando hablaban con un enfermo mental. Eso me molestó.
Mire hacia el lado y Abi se encogió de hombros, ella tampoco había prestado atención. Sol y Fátima tampoco sabían, negaban con la cabeza para que no les preguntará nada.
Sentí ganas de llorar, la maestra me estaba avergonzando.
—¡Alex descerebrada!— grito Sandy desde el primer puesto. Toda la clase explotó en carcajadas, excepto mis amigas y Luke, que seguía tan serio como en un funeral.
En una mirada fugaz que le lancé, vi como el gesticulaba algo con los labios. Me estaba mirando directamente y decía algo. Aproveche que todos reían y que la maestra trataba de hacerlos callar para entender el mensaje. "Amor", eso le entendí.
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Marry Me - Luke Hemmings
FanficEl día que entró a nuestras vidas fue como un nuevo nacimiento, todos se preocupaban de el: si tenía hambre, la cocinera le preparaba comida lo antes posible; si quería jugar, mis hermana se turnaban para entretenerlo; todo lo que el deseaba estaba...