Cassandra vivía tranquila haciendo todo aquello que se le antojara, manipulando a cada ser humano y destruyendo sus corazones en mil pedazos. ¿Algo mas divertido que eso? ¡No! Pero todo cambia cuando el modo de vivir de aquella rompecorazones interfiere en el trabajo de cierto Dios poseedor de un arco y flechas "-Te mereces a alguien como yo - Murmuro cerca de sus labios. Ella sonrió. -Gracias -No era un cumplido"