Estar con a su lado es como encontrarse en medio de una zona minada, cualquier paso te puede matar; todo en él irradia un aura de peligro, desde nuestro primer encuentro todas mis alarmas se encendieron gritando que me alejara tanto como pudiera, sin embargo todos los caminos que tomo me llevan hacia él; detallo su rostro que se encuentra casi pegado al mío, sus largas pestañas están cubriendo esos hermosos ojos color miel, sus brazos se encuentran rodeando mi cuerpo de manera posesiva, estando así parece normal e indefenso pero las imágenes de lo sucedido esta noche me dicen que es todo lo contrario a eso; un escalofrió recorre mi cuerpo al recordar su rostro, su voz declarando esas amenazas - Es demasiado tarde - su profunda y enronquecida voz me saca de mis pensamientos - debes dormir - sus ojos se posan en mi rostro detallándolo como siempre, la preocupación enmarca su cara cuando llega a mi frente - ¿Tienes dolor? ¿Quieres que Ashia venga a verte? - No, solo... - declaro en un leve susurro - tengo miedo Suelto antes de pensarlo, verlo así de preocupado me hace sentir tanta frustración, solo quiero verlo sonreír, que este tranquilo y en paz; ciertamente estar a su lado es sentirse asfixiada a cada segundo por el temor de que algo le suceda y no pueda volver a verlo, una opresión en mi pecho se hace presente cuando caigo en cuenta todo lo que me hace sentir, aunque he querido negarme a esa idea ahora sé que inevitablemente estoy enamorada de él - No llores - su mano acaricia mi mejilla limpiando una lágrima que ha escapado de mi ojo - nadie podrá dañarte - su voz arrastra una promesa implícita - porque me encargare que no te toque Se que esto esta mal aun así me engaño a mi misma para decir que nada podrá vencernos aun sabiendo que a su lado corro peligro de muerte y que mi familia esta decidida a acabar con él.