Capítulo 5

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– Y después ¿Qué paso?

– Pues tuve que ir a limpiar el desastre – Bonny hace un puchero tierno – fue tan incómodo estar con él en el baño pero aún más el tener que meter la mano en su camisa para tratar de quitar la mancha de café

– ¿Incomodo? Si siempre andas diciendo que tu jefe es súper guapo, que todas las empleadas se mueren por él

– Una cosa es admirar su belleza, su porte y otra muy diferente tocar su cuerpo

Ambas nos quedamos calladas por unos segundos antes de estallar en risas llamando la atención de las personas a nuestro alrededor; desde hace más de una hora que estábamos en la cafetería que solíamos visitar en nuestra adolescencia, ya íbamos por la segunda rebanada de pastel; algo bueno que me dejo el incidente del parque es haber recuperado la amistad con Bo Na y Ginny; tras calmar nuestras risas volvemos a comer nuestros postres

– ¿Qué tal va tu mano?

– Bien – muevo levemente mi muñeca – dos terapias más y por fin dejare de ir al hospital pero sobre todo usar la muñequera ortopédica

– Me alegro tanto de verte cada vez mejor – me sonríe cálidamente – ¿Qué vas a hacer después de que te den el alta? ¿Volverás a California?

– La verdad he pensado bastante lo que haré y la mejor opción que encontré es irme a vivir con la abuela, por supuesto después de que termine con ellos

– Yo te apoyo en todo la que decidas – Bonny toma mi mano – lo menos que quiero es que esos dos te sigan lastimando

Hacía varios días que le había contado lo que vi la noche en que volví a la ciudad, mi amiga estaba más que enojada e intento ir a golpear a Adriana, nunca se han llevado bien y al decirle lo que sucedió Bonny solo quiso ir a enfrentarla; las cosas en casa se habían vuelto insoportables, al menos para mí dado a que Ethan ha vuelto a casa todo por un estúpido resfriado que tomo, mientras que mi hermana se ha desvivido por atenderlo; verlos juntos me hace hervir de coraje por lo que prefiero estar la mayor parte del día fuera de ese infierno

– Al parecer él volvió para quedarse – digo por lo bajo – y ella siempre está cuidándolo, cada que los veo juntos me dan nauseas, poco les importa que los vea

– Son unos idiotas – le regalo una sonrisa triste – ¿Y si hacemos una pijamada esta noche?

– ¿Pijamada? – Dejo salir una risa – ¿A nuestra edad?

– ¿Por qué no? – Toma de un solo trago lo último de su café – vamos por tu ropa, después pasamos a comprar cosas para comer y de ahí a mi departamento

Sin oponerme a su idea termino mi pastel antes de levantarme y seguirla a fuera de la cafetería; al mirar su nuevo auto me hace extrañar su viejo carro aquel que ocupábamos para escaparnos al mirador, a la casa de su abuela o a algún concierto, en cuanto pone en marcha el motor me apresuro a poner música, cual locas cantamos a todo pulmón, extrañaba hacer esto, en California tenía algunos amigos pero ninguno se podía comparar con la pequeña asiática de Lee Bo Na, ella estaba a otro nivel, me complementaba tan bien que parecía ser más mi hermana que una amiga; entre canciones desafinadas, actuaciones y muchas risas llegamos a la casa de mi madre, ambas bajamos del auto yendo hacia la entrada, aun con risas nos adentramos a la casa yendo directamente a sala en donde se escuchan voces, al entrar nos encontramos a todos

– Buenas tardes – Bonny saluda sacudiendo su mano – señores Howard

– Hola querida – mi madre sonríe ante nuestra presencia – ¿Quieren comer?

– No ma, estamos bien

– ¿Estarán en su habitación?

– No en realidad...

Las Cadenas De A. [COMPLETA ✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora