Con un gruñido se acercó a ellos amenazadoramente, luego, sujeto a su esposa de la cintura y la trepó a su hombro, asustándola en el proceso. -¡oye! ¡¿pero qué te sucede?!-lo golpeó en la espalda-. Los chicos retrocedieron al ver la mirada oscura de su Rey y levantaron las manos. Con un último gruñido molesto se retiró del lugar con su esposa a cuesta, y si, ella lo golpeaba, regañaba inútilmente ya que él estaba ignorando todas y cada una de sus quejas debido a los celos. -¡¡Edward, será mejor que me bajes ahora mismo por el bien de tus malditas pelotas!!-gritó ella sin medir sus palabras, completamente furiosa-. Su esposo solo soltaba bufidos y gruñidos antes sus reclamos. A lo lejos alcanzó a ver a Cristal y Edison (quienes unieron su manada a la de ellos), ambos venían con tres niñas revoltosas que parloteaban sin cesar, las pequeñas se quedaron mudas al ver a sus padres de esa forma, su padre tenía la peor cara de enojado que en sus cortos 7 años habían visto, y su calmada madre gritaba y golpeaba a su esposo sin parar. Ella se miraron con duda, cuando quisieron ir tras ellos, sus tíos las detuvieron con risas. -oh no, déjenlos solos.-sonrio Cristal rápidamente-. -si, ¿quieren helado?-hablo nervioso Edison-.