Las personas destinadas a estar juntas están conectadas por un hilo rojo invisible atado a sus dedos, que nunca se rompe sin importar el tiempo, la distancia o las circunstancias. Este hilo simboliza el destino y el amor predestinado, sugiriendo que, aunque las personas puedan separarse o enfrentar obstáculos, eventualmente encontrarán el camino de regreso a quienes están destinadas a estar en sus vidas.