Helios es el único dios griego que ha quedado en "pie" o al menos, que sigue preservando su vida. Por consecuente, se ha convertido en la última esperanza de su pueblo para volver a traerlo a la vida. No obstante, y por causas del caprichoso destino, pasó de ser un dios imponente, la mismísima personificación del sol a tan solo una mera cabeza parlanchina que ni llega a ser la sombra de lo que alguna vez fue en su tierra natal. Calíope, una pequeña niña de 8 años de edad, es una espartana la cual se ha quedado sin nada: su padre estaba perdido, su amada madre estaba muerta y, por si fuera poco, su nación se redujo a cenizas. Ambos, ahora revividos por la difunta diosa Atenea, serán la clave para volver a darle una segunda oportunidad a Grecia y a sus dioses.
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