Tras el fallido ataque a Los Höller, Lucian regresa con una pequeña merma de su ejército y la derrota al Castillo Dracul. Desconocer la procedencia del poder manifestado por la Luna de esa manada lo mantuvo pensativo, hasta que se enteró de la existencia de una Profecía entregada a los licántropos. Los vampiros también habían recibido una, muchos siglos antes, y al notar una posible relación entre ambas predicciones entregadas por la divinidad, el Príncipe Dracul se dedicó a estudiarlas a profundidad, encontrando que el pacto que unía a su especie con Satanás no era debido ni justo, por lo que Los Dracul se plantean elegir entre si continuarán siendo aliados del Señor del Inframundo, o se liberarán de ese yugo para ser hijos de la Madre Luna. Un imprevisible hecho adelanta la toma de la decisión, una que aleja a ese clan vampírico de Satanás, pero los pone en un gran peligro al quedar solos contra las huestes demoniacas y los demás clanes aún aliados del embaucador.