¡El Apocalipsis Zombie iba de maravilla, lo juro! O bueno, así era hasta que me encontré a un niño con sombrero (y también con cara de pendejo que seguro fue mimado por sus papis) perdido en el bosque y como tengo unas deudas con el señor Jesucristo lo ayudé a encontrar a su padre. Dios, me canse de ser tu mejor guerrera.
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