Tal vez los dioses fueron crueles, o quizá simplemente ese era el destino que le esperaba junto a su hermana Visenya. Lo que sí sé es que, si él no hubiera perecido, tal vez la mente de Visenya tampoco se habría sumido en la oscuridad. Tal vez habrían reinado juntos, con una grandeza que habría superado incluso la del rey Jaehaerys, el Viejo Rey, el abuelo de su abuelo. No lo sé, es solo un tal vez, pero lo que sí sé es que habrían sido los mejores reyes que el mundo jamás hubiera visto. Si tan solo esa maldita danza no hubiera ocurrido, los Siete Reinos habrían permanecido unidos y fuertes. El pueblo habría disfrutado de riquezas, y su casa, la Casa Targaryen, habría florecido. Visenya y Jacerys habrían sido la salvación de su linaje, dos hermanos destinados a grandes cosas. Pero eso es solo "hubiera", porque nada de eso pasó. Solo serán recordados en la historia con tristeza, como los reyes que pudieron ser, pero que jamás fueron. Irónico, ¿cierto? Su abuela fue conocida como la Reina que Nunca Fue. Tal vez fue un castigo de los dioses a los hombres por negarle su trono. Pero, al final, da igual. La Danza de los Dragones, esa guerra que dividió a una familia y a un reino entero, destruyó más que vidas: destruyó sueños, promesas y un futuro lleno de posibilidades. Y en lugar de coronas y gloria, lo único que quedó fue una historia trágica, que el pueblo recordará con melancolía, como el gran "¿qué hubiera pasado?". Tristemente recordarán cómo sus vidas pudieron haber cambiado si no fuera por esos malditos usurpadores. Los reinos, rotos por la ambición y el dolor, no pudieron ver florecer la grandeza que Visenya y Jacerys habrían traído. Y en su lugar, solo quedó la ruina. Y con ella, la pronta caída de la mayor dinastía que el mundo haya conocido: la Casa Targaryen, su familia, su trono... o al menos, así debió haber sido.
25 parts