Un joven que no puede hablar y una mujer marcada por el dolor se cruzan en un mundo que a menudo no comprende sus luchas. Él, con su calma silenciosa, ve más allá de las heridas visibles y las sombras que la rodean. Ella, con su corazón desgastado, se siente atrapada en un torbellino de cicatrices emocionales, incapaz de creer que aún hay esperanza. A medida que sus miradas se entrelazan, descubren un lenguaje oculto que trasciende las palabras: un diálogo de miradas y silencios que cura y transforma. En este espacio sagrado, donde cada respiro se siente como una promesa, ambos aprenden a ser vulnerables, permitiendo que sus miedos y dolores danzen sin juicio. En el refugio que crean juntos, encuentran que a veces el amor más profundo florece en el silencio, y que las cicatrices, lejos de ser solo signos de sufrimiento, pueden convertirse en huellas de sanación y redención.