-Hey familia ya estoy de vuelta (pero nadie responde) Me dirijo al refri, lo abro y saco una lata de las cuatro que aun me sobran, la destapo y me siento en medio del sillón grande con los brazos extendidos sobre todo el respaldo, echando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos. No sé cuánto tiempo pasa hasta que siento que alguien me quita la cerveza de la mano, el sonido de que la deja sobre la mesa de centro, y se acurruca la cabeza sobre mis piernas llevándose uno de mis brazos sobre el pecho, abro los ojos y miro sobre mi regazo, mi hija de lado, recostando la cabeza sobre en medio de mis piernas. Bajo la otra mano y le empiezo hacer cariñitos sobre cabello -Nena yo pensé que no había nadie en casa ¿y tu mamá? ¿Ya comieron? Pero no hay respuesta solo el sonido de sus gimoteos y una pequeña lagrima rodando por sobre el rabillo de su ojo. -¿Qué tienes hija? ¿te pasa algo? ¿Por qué lloras? Y es que desde hace ocho años que mi nena empezó con eso de la menstruación, cada 23 días es el mismo cuento, si no está de malas es porque se pone de un sentimental y viceversa, rara la vez que anda tan alegre y tan normal como es su carácter. -Venga hija sabes que a Papá le puedes contar lo que sea, anda dime o es que ¿ya no me tienes confianza? -Es que ¿porque todos los hombres son iguales? -¿Por qué dices eso hija? -Es que Laura mi amiga me acaba de enviar una foto de David besándose a una puta...