«Aún si tus ojos no me miraron a mí, sentí que observaste mi alma. Aún si tus palabras no eran para mí, lograste calmarme con tu voz. Aún si tus manos no me tocaron, pudiste regalarme un poco de tu calor.
Oh, y finalmente lo sentí. Yo finalmente sentí que eras aquella persona: la persona que me haría dejar todo y a todos, aquella a quien tanto temí encontrar, por no saberla amar u odiar.
Te amé incluso antes de que tu mirada encontrase la mía y que tus labios me regalaran una sonrisa.»