Rima a Cuba
Duele abrir los ojos y ver qué el pueblo donde creciste no es el mismo de ayer. No quedan calles, ni parques, ni mucho menos luces que en la noche te permitan bajar a correr. Solo nos queda el recuerdo y tenemos que aprender a vivir con él.
Los padres sufren el silencio sombrío del barrio, reviven a su hijo mayor corriendo, jugando y cayendo, miran al cuarto y ven en la cama al pequeño con su teléfono, y se dan cuenta que por la pandemia es lo único que pueden estar haciendo.
Si vas a las escuelas encuentras niños sin conocimientos, por la falta de libros y maestros, perdieron el interés de seguir aprendiendo. Y me pregunto yo ¿ Dónde quedan las ganas de seguir viviendo?
Se escuchan los gritos de un niño al nacer, la madre y el padre se miran y no pueden dejar de pensar, cuando crezca que le darán de comer.
Es triste el refrigerador abrir, y ver que solo tengo dentro agua para vivir. Ya los domingos no cocino para amigos y familiares, es imposible con la carne de puerco por las nubes y sin vegetales.
Extraño el helado, las galletas, hasta los cereales y caramelos. Para que hablar del marisco en los almuerzos y el picadillo ligero.
Duele ver a un vecino, amigo, padre o hijo muriendo por falta de medicamentos, y el médico solo alcanza a decir, vete a ver qué consigues por tus propios medios.
Sin alimentos y salud podemos sobrevivir un tiempo, pero que hacemos con los corazones rotos que quedan por los que están partiendo. Se van los soñadores de cada hogar, arriesgan todo por un mejor bienestar.
Hemos visto morir niños, madres, mujeres y hombres en la travesía, todo por ir en busca de la alegría.
Dejan atrás las colas, la escasez, la falta de transporte, hasta de agua y de corriente, van al norte para mejorar, no por ser valientes. Y los que se quedan , sin esperanza en el ambiente.
Aclaro esto no es en contra ni de Fidel, ni Raúl, ni Días Canel, es solo un llamado para que se den cuenta de todo lo que les falta por hacer.