Me siendo ajena a mi nombre, ajena al ver Diana Ximena, mezclado en una sintonia que repito cada que digo mi nombre completo, refiriéndome como Ximena a mi misma pero prefiriendo Diana cuando es dicho en voz alta, pero nunca refiriéndome a mi misma como Diana, al mismo tiempo retorciendome cuando me llaman Ximena como si no me castigará cuando lo hago, deseando que me llamen por un apodo que se siente más como que nombre que lo que me fueron regalados al nacer.
No convivan entre sí, quizá lo hagan pero no puedo verlos escritos y pensar que significan algo, mi vida sería más fácil si mi nombre fuera lilith, Danna o Olivia, quizá aferrada a nombre que no son míos pero considero más bonitos
Aunque al mismo tiempo me aferro a mi nombre, me aferro a lo que significa, a lo que impactan en mi vida y como se sienten en la punta de mi lengua cuando los pronunció y en el reflejo de mi iris al estar escritos.
Diana es extrovertida, ruidosa, directa, conflictiva y creativa, disfruta escribiendo escenas que provocan una carcajada y cuadros con acuarelas y plumones, llenos de color y abundancia.
Ximena es introvertida, callada y se encarga de llorar cuando nadie está mirando, escribe las escenas que la están ahogando y pintar en los márgenes de las hojas donde no es notada lo suficiente y el silencio la mantiene segura.
No soy ninguna y soy ambas, prefiniendo el intermedio entre las dos, aunque aún no lo distingo, quizá soy ambas o no soy ninguna, si alguna vez me encuentras llámame por mi nombre, el que parezca pertenecerme lo suficiente como para amarlo para siempre.