El amor es una droga dura... O una enfermedad incurable. Claro que es muchísimo más saludable estar enamorado, que sufrir cualquier atisbo de enfermedad. Aunque convengamos en que uno hace unas cuantas cosas absurdas cuando está en ese estado de gracia (o desgracia); podemos darnos cuenta de nuestras ideas fijas, pero aún así es imposible sacárnoslas de la cabeza.