Hoy, sentada frente a la computadora y la aglomerada cantidad de información que cabe en una sola página web, decidí que si quiero encontrar el rumbo perdido, debería refugiarme donde otros hallaron luz. Libros, señores, son la única herramienta que permitirán mi descanso, mientras tanto, me alejaré del vasto entorno que rodea a lo digital.
Un retiro, así es como lo he nombrado, un retiro de lo moderno, un reencuentro con lo antiguo. Un viaje alrededor de los clásicos y los grandes maestros, autores que marcaron un antes y un después. Escapo de esta tecnología, animada por el mundo, y, aunque conozco que no es de la importancia de nadie, solo aviso por si a alguien, se le ha dado por esperar.