Se trata de una historia autobiografica que trata de mis vivivencias alrededor de un pueblo de Segovia llamado Montejo de Arévalo y que tienen conexión con los años de mi infancia, mi adolescencia y mi juventud. En ellos trato de mostrar desde la perspectiva del niño que va creciendo cómo viví aquella epoca con una familia desestructurada por todos los lados, la España de las vacaciones de verano en los pueblos con hijos y familiares que acudían a ver a sus padres o que se encontraban en los lugares desde los que tuvieron que emigrar y también cómo fueron los primeros años del divorcio en una ciudad de la zona sur de Madrid, con los temas de la droga, la delincuencia y la transformación lenta pero continua de una sociedad que venía del franquismo y de la falta de libertad a otra donde se quería ser libre y donde primaba divertirse porque era lo que se necesitaba por cómo se había venido.
Es la transformación de la España de los obreros en la España de la clase social media que cuando yo tenía dieciocho años dejaba de ir a esos pueblos donde pasar las vacaciones con primos, abuelos y familiares para ir a destinos más turísticos y diferentes quedando abandonados muchos pueblos por falta de gente que los habitara.
Montejo de Arévalo el pueblo perdido en mitad de la nada por encontrarse en medio de la enorme meseta castellana sin más pueblos alrededor de cinco kilómetros que el diminuto Tolocirio de unas decenas de habitantes, es el escenario de fondo para contar esta bonita historia que habla de personas importantes para mí y de lugares que me han marcado para siempre; son ellos los verdaderos protagonistas de Un lugar perdido en mitad de la nada.