¿Por qué lo hiciste, mi niña?
Ya nada es igual desde que te fuiste. Se que es tonto escribirte desde acá, por qué se que no vas a responder, pero esto me sirve de consuelo y pedirte perdón. Perdón por no haberte ayudado cuando había las señales, perdón por no haberte respondido la llamada esa noche.
Lo siento, lamento por no estar ahí cuando lo necesitabas. Ahora, solo me queda recordar tu memoria.
Fuiste fuerte, Mimi, te amo con todo mi corazón. Tal vez, en otra vida, si seríamos felices juntas.