Tuve un primo que le daba besos de lengua a sus hermanas menores. Como yo era menor de edad, y ellos eran hermanos, lo vi como algo normal. Cuando me di cuenta de que era abuso, ya quedó como cosa del pasado, porque dejó de hacerlo. ¡No hubo qué hacer ni cómo traerlo a colación! En fin, nuestra "tierna" infancia.