Mis obras no suelen seguir el camino del cliché. En ellas siempre hay traumas, secretos y giros inesperados que cambian todo de un momento a otro. Porque la vida misma es así: impredecible, a veces dolorosa, pero siempre con espacio para el amor. Tal vez lo diferente no sea lo más fácil de leer, pero sí lo más humano.