Este año ha sido muy difícil emocionalmente, días enteros sin poder concebir el sueño, otros tantos sin ánimos de levantarme de la cama e incluso semanas sin tomar una ducha. Escribir fue mi refugio, ustedes, mi manada, mi consuelo.
Gracias por ser esos ángeles híbridos de lobo que aparecieron en mi vida para mejorarla y hacerme sonreír. Gracias por quedarse en el proceso, porque me encontraron cuando estaba rota y de poco a poco con su compañía me ayudaron a pegar los pedazos.
Mi manada, mi lugar seguro.
Les deseo un próspero y feliz año nuevo, les deseo valentía para enfrentar desafíos, fuerza para superarlos y amor, porque es cierto que el amor lo vence todo.