Hace exactamente un mes casi a esta hora, me enteré que mi abuela había fallecido. Releer el epílogo que no había subido por considerar muy triste, hizo salir parte del dolor que había guardado. Porque agregue una escena que no estaba, que en realidad fue como cuando me aferre a mi abuelita pidiéndole que despertara, que me dijera que era otra pesadilla y que ella estaba bien.
Para mí los "ella ya está descansando" "Ya está con Dios" no me daban consuelo, lo que a mí me ayudó fue que no me quedé con arrepentimientos. Cada vez que la veía o que hablaba por teléfono con ella, le decía que la amaba, que la extrañaba y lo importante que era para mí. Nos contamos secretos, reímos y nos molestamos mutuamente, disfrutando la compañía de la otra, porque las palabras de mi psicóloga resonaron en mi mente "a veces lloramos más por nosotros que por ellos, porque nos arrepentimos de las cosas que no hicimos por ellos".
Y también entendí otra cosa, su ausencia siempre va a doler, pero se aprende a vivir con ella.