Me gustaría escribir algo aquí, porque tiene que ver con la ayuda que MoonCat me dio para poder darme cuenta de las cosas, y descubrir lo que realmente pudo haber sido mi vida sin el miedo a "ser mala persona"
Pasear con él de la mano, pasear por las calles mientras escuchaba su voz. Comiendo chucherías hasta llenarnos por completo, él comiendo chocolates hasta sentir la azúcar envenando su sangre, y yo, riéndome de sus tragedias. Al fin, no lo comparé contigo.
Al fin supe qué se siente ser libre. Al fin disfrute un día en el paraíso.
Y no te necesité. Al fin, fuimos libres. Las hojas del otoño caían conforme nos dimos cuenta de que somos unos guerreros en la batalla del amor, y por fin, tus ojos de espía no opacaron los cálidos colores de la estación. Pude sentir que, así como caían las hojas delante del lugar donde supe que te había perdido, que las culpas también desaparecían.
Creí que nunca volvería a sentirme en casa. Creí que nunca iba a volver a encontrar a alguien que me hiciera reír como tú, o que con solo mirarnos nos leyeramos la mente. Y me equivoqué, porque él siempre estuvo ahí. Siempre me tendió la mano cuando la misma estaba lastimada por ti, él secó mis lágrimas cuando tú las provocabas. Y esta tarde, una tarde de libertad, pude sentirlo después de dos años:
Soy libre. Libre de amar, de sentir, de reír, de salir con quien yo quiera. Todavía me cuesta trabajo, todavía soy sensible. Pero esta tarde, por fin supe qué se siente ser una joven normal, con sueños y esperanzas, con amor, con desamor. Al fin me siento cansada de tanto caminar, como esa sensación que teníamos fuera de mi casa, pero lo provocó alguien más.
"Otro día en el paraíso" fue lo que viví. Luego de escribir tantas y tantas prohibiciones, chantajes y manipulaciones, me lo merecía. Merecía salir con él. Merecía olvidarte. Merecía ser libre