Una vez, cuando había dado todo por perdido, ella me regaló un gato, me sorprendió demasiado, pensé que ella realmente me odiaba y quien no me odiaría, ¿porqué pensé que todo saldría bien?
Me tocó las fibras mas finas del corazón, así soy yo, pensé que ella aun quería ser mi amiga.
Después de eso, le compré un regalo, y esperé que nos invitara a su casa, como en todos sus cumpleaños, pero ese mensaje nunca llegó, y ese regalo que le compré aun sigue envuelto en un bonito papel azul, con un moño plata, guardado en mi cajón, después de casi un año