"– Quédate conmigo Magdalena.
La chica se separó de su abrazo, le dio un largo beso en los labios y respondió:
– Algún día.
Acto seguido se fue corriendo hasta desaparecer en el horizonte. "
"– No me dejes solo, quedate conmigo Nina…
– Aquí me quedo. – dijo la chica, abrazándolo contra su pecho. "
Hay una diferencia abismal entre prometer y permanecer.
Ya pronto publicaré las correcciones a mi novela "Y llovieron rosas rojas..."