alma— te lo agradezco, pero no hacía falta que te molestaras en venir a felicitarme... buenos días ¿has estado bien? no te preocupes, no es un día que me guste celebrar: mucho menos solo, así que pasar el día como si no fuera mi cumpleaños me reconforta un poco. ¿regalos? ¡eh! de nuevo: no tenías por qué... siempre te esfuerzas por mi; deja de hacerlo, harás que me ponga a llorar.
¡tampoco necesitas agradecerme por eso! en cambio, soy yo el que debería de darte las gracias... ya te lo he dicho muchas veces, eres mi único amigo, y— y me haces feliz. tu sonrisa y tu presencia son una cura para mi alma, vengas seguido o vengas una vez en un año. yo no te olvidaré, por mucho tiempo que pase... y te puedo prometer, alma, que el tiempo que esté vivo te estimaré con la misma intensidad con la que tú lo haces. ¿ah? yo no soy fuerte... tú lo eres: quisiera dar todo de mi por cuidarte y protegerte, mereces una vida mejor, una plena donde seas feliz y conozcas a mucha gente y experimentes multitud de cosas buenas. si yo soy una flor de loto— tú eres la luz de la luna, que brilla y alumbra a las flores cuando estas duermen indefensas.
yo te admiro a ti, y lamento no haberlo dicho tan seguido como pensaba. eres... eres alguien sumamente importante para mi, alma. jamás querría perderte.