¿Que qué consejo le daría a mi yo de 17 años? Ninguno. No puedo salvarla, por mucho que quiera, por mucho que desee tomar su dolor y sacarla de sí misma por algunos años. Lo único que podría decirle sería que siga con vida, el consejo por defecto. No le puedo prometer que las cosas se pondrán mejor. Y, desgraciadamente, no le puedo prometer siquiera que se volverán más grises. Supongo que queda el tiempo. Aunque, eventualmente, incluso eso se volverá doloroso.
No le daría ningún consejo, porque, ¿quién soy para dárselo? Sólo le daría un abrazo. Y me daría cuenta de que nunca he reparado en cuánto la admiro.