The Luxuries.

          	  El estilo de vida escandaloso de Rhys Erofyrwolf alimentaba constantemente las llamas de la prensa, convirtiéndolo en una figura polémica y una obsesión mediática. Su participación en carreras ilegales, sus excesos en Berserk y su historial de relaciones tumultuosas proporcionaban un festín para los tabloides y los paparazzi. Cada paso en falso se convertía en un titular sensacionalista, y las portadas de revistas se llenaban con imágenes de Rhys, ya sea en el centro de un altercado en una fiesta exclusiva o compitiendo a altas velocidades en las calles oscuras de la noche.
          	  
          	  La prensa no solo se centraba en sus actividades ilegales, sino que también aprovechaba la historia familiar y los problemas mentales de Rhys para construir narrativas sensacionalistas. Los titulares frecuentes destacaban su infancia problemática, la infidelidad de su padre y su lucha pública con problemas mentales, alimentando la narrativa de un joven multimillonario atrapado en un torbellino de excesos y tragedias familiares.
          	  
          	  La atención constante de los medios contribuía a la creciente espiral de caos en la vida de Rhys. Cada escándalo se traducía en una nueva ola de publicidad negativa, pero también mantenía su nombre en la boca de todos. Este ciclo de atención mediática exacerbaba sus problemas de salud mental y reforzaba sus comportamientos autodestructivos como una forma de enfrentarse al constante escrutinio público.

La infancia de Rhys Erofyrwolf estuvo marcada por sombras que se extendían más allá de la opulencia superficial de su hogar. Aunque creció en medio de lujos y riqueza, su ambiente familiar estaba envenenado por las trampas y engaños. Desde una edad temprana, Rhys fue testigo de la infidelidad constante de su padre, Viktor Erofyrwolf, quien mantenía múltiples relaciones extramatrimoniales. Esta dolorosa realidad, aunque oculta tras las puertas cerradas de la mansión familiar, dejó una cicatriz profunda en el joven Rhys y contribuyó a su percepción distorsionada de las relaciones y el compromiso.
          	  
          	  La figura de Viktor, un hombre de negocios astuto y exitoso en el exterior, se desmoronaba en el ámbito privado. Las múltiples mujeres que pasaron por la vida de su padre dejaron un rastro de desconfianza y desengaño en el corazón de Rhys. La fachada de perfección familiar se desmoronaba constantemente, y la traición de su progenitor se volvió una sombra persistente en su propia concepción del amor y la lealtad.
          	  
          	  Este trasfondo tumultuoso contribuyó al desarrollo de la personalidad manipuladora de Rhys y su dificultad para forjar conexiones emocionales genuinas. La desconfianza arraigada y la inclinación hacia las relaciones superficiales se convirtieron en mecanismos de defensa contra la vulnerabilidad emocional.
          	  
          	  A medida que crecía, Rhys encontró en las carreras ilegales y en Berserk un escape de la realidad turbulenta de su hogar. Estos rincones oscuros del mundo proporcionaban un terreno fértil para sus impulsos autodestructivos y su deseo insaciable de emociones fuertes.
          	  
          	  A pesar de los lujos, Rhys Erofyrwolf llevaba consigo el peso de una infancia tumultuosa, un bagaje emocional que se entrelazaba con sus problemas mentales y sus inclinaciones autodestructivas.

La vida de Rhys Erofyrwolf continuó su espiral hacia la oscuridad cuando, en un momento de impulsividad descontrolada, se vio envuelto en un incidente de violencia que sacudió los cimientos de la alta sociedad en la que estaba inmerso. Una confrontación con un rival en el mundo de las carreras ilegales de autos, una de sus pasiones clandestinas, escaló hasta niveles peligrosos. Rhys, impulsado por su temperamento volátil y su imprudencia, desencadenó una serie de eventos que resultaron en un altercado violento, dejando cicatrices físicas y emocionales en aquellos involucrados.
          	  
          	  Su afición por las carreras clandestinas no solo lo exponía a peligros físicos, sino que también alimentaba su necesidad de emociones fuertes y adrenalina. Su reputación como un conductor temerario y apasionado se extendía en círculos clandestinos, y su nombre resonaba en el submundo automovilístico.
          	  
          	  Además, Rhys era propietario de «Berserk», un club privado exclusivo que se ganó la reputación de ser un epicentro de excesos y desenfreno. Fiestas hedonistas, apuestas desmedidas y encuentros ilícitos eran moneda corriente en este lugar, creando una atmósfera que solo alimentaba las tendencias autodestructivas de Rhys.