Te vi una tarde, sin plan ni aviso,
mi corazón, rebelde, supo enseguida
que en tus ojos, un mar de historias,
navegaría mi vida, sin salida.
No busqué amarte, no era mi intención,
pero el destino, astuto y caprichoso,
te puso en mi camino, en mi canción,
y ahora soy prisionero de este amor hermoso.
Es tan extraño, tan abrupto el sentir,
como si el tiempo no existiera,
como si cada latido al verte a ti,
marcara el ritmo de una nueva era.
Tus palabras, como versos que no cesan,
se quedan grabadas en mi alma,
y aunque no fue mi elección amarte así,
tu presencia, en mí, siempre calma.
No importa cuán inesperado fue este amor,
ni lo abrupto que nos sorprendió,
porque en cada rincón de mi corazón,
ya eres dueño, ya eres sol.
Así que, aunque llegaste sin aviso,
y mi vida cambiaste de repente,
no quiero escapar de este paraíso,
porque amarte, amor, es suficiente.