En silencio se encontraba, dibujando como ya era propia costumbre. Sus verdes ojos se veían cansados, como siempre. Su barba bien recortada, bien parecía tener mejor cuidado su cabello.
Por milagro no estaba ebrio, estaba pasando por una de esas momentáneas calmas que le permitían descansar. Tal vez era que la mayoría de personas que le llevaban a su depresión estaban muriendo escupiendo flores.
Como siempre, había estado caminando y vagando por lugares distintos, hasta el punto de ni él saber dónde estaba. Un momento levantó sus gafas, mirando hacia los lados.
— Mierda..— Fue cómo si de un trance despertara.— Carajo Henry.
El rubio sólo se levantó y trato de salir de allí, buscando una salida.