mi reina, mi dulce soñadora, mi bella flor, mi candente dama. tus palabras son como una caricia a mi corazón, ¿cómo un simple y vagabundo chico bohemio es merecedor de aquellas? te dedico mi día, mi noche, mis sonrisas y los frenéticos latidos que suelen envolver a mi órgano latente, quien se ve furiosamente atacado por tu perfecta existencia.