Erase una vez antes de que existieran las quimeras y los serafines, el sol y las lunas.El sol estaba prometido en matrimonio con Nitid, la hermana brillante, pero era la recatada Ellai, siempre escondida tras su descarada hermana, a la que el deseaba. El sol se las ingenio para abalanzarse sobre ella mientras se bañaba en el mar, y la tomo. Ella lucho, pero el era el sol, y pensaba que tenia derecho a conseguir lo que quisiera. Ellai lo apuñalo y escapo, y la sangre del sol se derramo como chispas sobre la tierra, donde se convirtieron en serafines --hijos legítimos del fuego--. Y al igual que su padre, creyeron que tenían derecho a desear, tomar y poseer.
En cuanto a Ellai, le contó a su hermana lo que había sucedido, Nitid lloro, sus lagrimas cayeron a la tierra y se convirtieron en quimeras, hijos de la tristeza.
Cuando el sol regreso junto a las hermanas, ninguna de las dos lo acepto. Nitid coloco a Ellai tras ella y la protegió, aunque el sol, aun chorreando sangre, sabia que Ellai no estaba tan indefensa como parecía. Suplico a Nitid su perdón, pero ella se lo negó, y hasta hoy, continua persiguiendo a las hermanas a través del cielo, queriendo y queriendo pero nunca consiguiendo, y ese sera su castigo para siempre.