cattvly
Entramos a la tienda hablando de cualquier tontera, como siempre ahora. Era raro cómo, después de todo lo que vivimos, habíamos aprendido a estar uno al lado del otro sin que doliera tanto. O sin mostrar que dolía, que no es lo mismo.
A veces Shoto me daba pequeños empujones en el brazo cuando se reía. Yo lo dejaba. Era de las pocas cosas que todavía me quedaban.
Shoto estuvo un buen rato revisando telas. Era meticuloso, calmado, y cuando algo le gustaba se le notaba: los ojos le brillaban apenas, como si encendiera una luz solo para él. Lo vi hacer ese gesto varias veces cuando estuvimos juntos. Lo reconocí al instante cuando encontró «ese» traje.
Lo llevó al probador y, mientras lo esperaba, sentí ese nudo familiar en la garganta. No era celos. Era memoria. Era él probándose ropa antes de nuestras citas, pidiéndome opinión con esa voz suave que solo usaba conmigo.
Cuando salió, no supe si retroceder o quedarme firme.
El traje lo abrazaba justo donde debía. El gris lo hacía ver más adulto, más asentado, como si estuviera pisando un camino seguro por primera vez en años. Shoto se miró en el espejo, luego me miró a mí, y soltó esa sonrisa pequeña —su mejor sonrisa, la que era rara, honesta, difícil de obtener.
—Katsuki —dijo, y su voz tembló un poco—. Creo que… este es.
Ahí supe que estaba emocionado. Shoto nunca temblaba por nada.
cattvly
@ cattvly Tal vez eso sea quererlo de verdad:
reconocer que su historia sigue, aunque yo ya no sea parte del capítulo donde se queda.
Tragué saliva, enderecé la espalda y respiré otra vez.
Tenía que volver a entrar en algún momento.
Tenía que felicitarlo. Tenía que ser su amigo.
Así que tomé esa manilla, con el corazón destruido y sabiendo que un futuro distinto estaba bajo nuestros pies. Uno en donde él sería feliz y yo buscaría la forma de serlo.
Era lo mejor. O lo que nos quedaba.
Lo que me quedaba a mí.
•
Reply
cattvly
@ cattvly Lo vi tragar saliva. Lo vi querer decir algo. Y lo vi contenerse, porque ahora éramos amigos. Y porque él iba a casarse con alguien que no era yo.
Sentí mi pecho cerrarse.
—Voy afuera —dije, bajito, porque no podía sostenerle la mirada.
Salí antes de que mi voz delatara algo más.
El aire frío me pegó en la cara. Me apoyé contra la pared y respiré como si me faltara oxígeno. Las lágrimas salieron sin aviso, mezcladas con frustración.
Nunca había sido tan consciente del hecho de haberlo perdido. De que el tiempo siguió avanzando y dejó a ese «nosotros» atrás.
Shoto se veía feliz. Sereno. Convencido.
Y yo… yo solo era el que lo acompañaba. Su amigo. La parte del pasado que quedó en pie porque ambos fuimos lo bastante adultos para no destruir lo que quedaba.
Respiré hondo, limpiándome la cara con la mano.
Él va a casarse.
Va a construir una vida con alguien que no soy yo.
Y será una buena vida. Lo sé. Siempre supe que Shoto haría feliz a la persona que eligiera. Tenía que aceptarlo. Tenía que desearle eso, incluso si por dentro me quedaba un hueco imposible de llenar.
Se veía precioso con ese traje.
Tan correcto, tan suyo.
Perfecto para un futuro donde mi nombre ya no encaja.
Y está bien. O al menos… debería estarlo.
•
Reply
cattvly
Dio un par de pasos hacia mí.
—¿Qué te parece?
Eso. Esa confianza. Ese tono. Ese gesto de buscarme primero aunque ya no fuera su novio. Aunque todo hubiera cambiado.
Y quizá por eso me dolió tanto.
Habíamos terminado porque no estábamos listos, no porque se acabara el amor. Él tenía miedo. Yo tenía rabia. Y aun así, después de meses separados, terminamos volviendo a buscarnos como si nada.
Pero esta vez no era para nosotros.
Respiré hondo. No sirvió. Mi verdad salió sola.
—Es justo como te imaginé el día de nuestra boda. Tiene que ser ese.
Shoto se quedó helado. No por incomodidad. No por pena. Sino porque entendió exactamente desde dónde lo dije. Sus ojos se ablandaron. Y por un segundo, solo un segundo, pareció que iba a acercarse más, como antes, como cuando todavía era mío.
Esa pequeña duda me destruyó más que cualquier respuesta.
•
Reply