—. Los latidos de su corazón ejercían cada vez un poco más deprisa. Había tardado en venir pues después de salir del trabajo, buscó un regalo simple pero lindo para su pareja con lo que tenía pensado hacer. Unos bombones y unas florecitas, esperando que le gusten al contrario. Al auubrir la puerta de la casa, dejó la caja de bombones en la mesa y las florecitas en un pequeño jarrón. Aún mantenía su objetivo principal en mente, siendo este la causa de su inquietud. Quería pedirle salir a Miguel, pero para el 14 de febrero. Quería que fuera especial, como ninguna otra salida que habían tenido, y si salía bien, le pediría matrimonio al final. Ha estado pasando muchas veces por su cabeza la idea del matrimonio, seguramente alguna vez se le haya pasado a su pareja por igual. La idea es compleja, pero con Miguel, se sentía seguro de lo que hacía, pues su amor y lealtad hacia él era honesto y puro.
Supo que la llegada de Miguel a casa estaba aún lejos, ya que fue avisado en la mañana que se demoraría un poco. En pocos según empezó a ver los sitios donde podrían asistir, ¿sería un buen plan viajar a algún lugar? Un sitio tranquilo en el que no esté muy rodeado de gente, donde sea cómodo para los dos y lo pasen bien, por qué Miguel merece lo mejor. Pero antes de idear cualquier viaje, lo tendría que hablar con Miguel por si acaso. De momento planeo como pedirle la cita cuando llegará y unos pequeños discursos de cuanto significa para él Miguel, y cómo deseaba que fuera un para siempre lo suyo para el momento de pedirle matrimonio. Cuando todo estaba listo, espero a Miguel en el salón con el móvil en la mano, buscando un anillo perfecto para su pareja.
