Era un día aparentemente normal, ¿verdad?, Fen se había dado una escapada de su bonito paraíso o mejor dicho, el chiquero donde ocurría toda clase de espectáculos horrorosos hacia su persona, para ganarse la vida, hasta llenarse los intestinos con grasa de cerdo era válido si podía satisfacer a sus clientes. Por supuesto, luego de terminar con la ''hora de atención'', intentó pasar desapercibido por las calles cuando el crepúsculo aún seguía danzando entre las pesadumbres de su mente. Iba hacia un lado específico, la herida de su amputación empeoró desde un ''incidente'' en el negocio y como no tenía a alguien cercano, intentó conseguir información de cualquier doctor de dudosa procedencia.
¡Que maravilla!, entre casualidades puede llevarse una muy grata y a la vez pésima sorpresa.
—Buenas...¿usted es doctor? —pregunta, haciendo lo posible para subir la voz mientras toca la puerta.
Ladea la cabeza, mirando con cierta ansiedad hacia los lados, tambaleando de un lado a otro en busca de ese hombre, incluso si no fuera del área de especialidad, Fen quería hacer algo por su cuerpo y heridas.