Iabias

Observaba a mi pequeña bebé sobre su cuna, su piel parecía tersa y cálida a comparación de mi gélida anatomía, al acercarme, sus labios se abrieron exigiendo un poco de comida a la par que sus cortos brazos se alzaban, era común siendo está tan pequeña, correspondí tomándola entre mi frialdad e inesperadamente, mi pantalón pareció acortarse a comparación de mi duro miembro, emanante de fluidos ante la excitación repentina, no tenía cuidado cuando las prendas fueron tiradas a la par que me introducía sobre las paredes de su cavidad y la inocencia destruida por sus genitales, aumentando mis embestidas por la sangre que me lubricaba con facilidad, deslizándome placenteramente. Escurriendo por sus muslos y finalmente, acallando cada lloriqueo ante sus cuerdas vocales rotas después de sus gritos, salí de su interior, aún quería a mi niña limpia, corriendome sobre el suelo, bañándola, y conservándola para otro momento donde su pureza llegaría a corromper mi sanidad.