BL-HAR0LD
No sabía cómo había llegado a esa situación. Al parecer, un infante había querido hacerse el gracioso con él, y lo encerró dentro de una esfera transparente la cuál se conocía como "bola para hámsters". Ahora no sólo no podía andar con facilidad como antes, sí no que también había dejado de pasar desapercibido por todos en las calles. No había nadie que no voltease a verle, y es que, no era normal ver a un roedor regordete correr en plena carretera dentro de una bola de plástico; cualquiera pensaría que se le había perdido a alguien. No se dió cuenta del momento en que llegó hasta una calle que iba en cuesta abajo, y antes de que pudiese reaccionar, ya se encontraba cayendo por la enorme rampa. Tenía suerte de que no hubiese más de un auto transitando por allí, o hubiese sido su fin. A toda velocidad, los ruidosos chillidos del roedor se escucharían en todo su alrededor de no ser porque eran amortiguados gracias al plástico y sonido de las calles. Rodó y rodó por no más de unos segundos que parecieron eternos para el pequeño, hasta que tropezó con los pies de un humano, la esfera donde se encontraba metido retrocediendo por el impulso del golpe, hasta chocarse contra un árbol. El animalillo, aún aturdido, reaccionó un par de minutos luego, y corriendo como podía hacía donde se encontraba el sujeto causante de su choque, la parte externa del objeto donde se hallaba, estampándose una tras otra vez contra sus zapatos en busca de llamar su atención.
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Para él era un día como cualquier otro. Caminaba por la ciudad con la energía del café matutino. Caminaba con pocas preocupaciones, pensando en que iba a comer esa noche, en como estarán sus padres, en como era el camino de vuelta a su casa, cosa de todos los días. Pero, obviamente, algo tenía que pasar ese día, como todos los días desde que llegó a la ciudad. Cruzaba las vacías calles de la mañana, sin nadie cerca, solo él hasta que sintió algo en el pie. Pensó que era una piedrita, sin darle importancia, y siguió en sus pensamientos. Pero no pasó mucho tiempo hasta que sintió eso mismo nuevamente. Esta vez sí miró que era lo que lo molestaba y, para su sorpresa, era un hámster en una bola. Buscó con la mirada de quien podría ser algo como eso pero no había nadie en las desiertas calles. Después de pensarlo un momento, y aún con dudas, lo levantó del suelo para mirarlo mejor. Pensaba en llevarlo por arriba de la pendiente para intentar encontrar a su dueño. @giantboyxbigcheeks
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Yanıtla