Nosotros la Guardia, parte 14 (Novelette)
Eduardo en la corte. Juicios que poco tienen que ver con el caso, la locura del encierro. El año 6 pronto tendrá su siguiente parte.
[...]
—No estoy enfermo. No pasó nada. No estoy endemoniado, ¿verdad? —manó luz a raudales—. ¡Por favor, alguien dígame! ¡N-no soy malo! Hice lo correcto. Hice…Lloró frente a todos. Del mayor y los líderes, de Vallen y los pocos hermanos que andaban por allí. De Mario.—Señor de la Luz —continuó—, yo soy una buena persona.—Todo va a estar bien, Eduardo —dijo Vallen; lo abrazó.—¡No me toque! ¡Mentirosa! —Trató de apartarse—. ¡Todos, todos ustedes son endemoniados mentirosos! —Pero al final se quedó aferrado a la mujer—. ¡Nos quieren usar para alimentar a los demonios! ¡Nos usaron de carne de cañón!—Lo sé —repitió Vallen sin soltarlo.—No pude pelear con él. No pude. Apenas fueron diez segundos. Solo eso. Señor de la Luz, no nos maten. No me maten. No maten a mis hijos.