⠀⠀⎯⎯ { … } en la nocturnidad gélida de la urbe, el viento soplaba, agitando los rótulos pendidos en las rúas desiertas. la mujer de rojo, envuelta en su balandrán negro, yacía recostada contra un muro de ladrillo, justo bajo un cartelón que rezaba en caracteres grandes y fulgurantes: «PROHIBIDO FUMAR». y, válgale Dios poco o nada, sostenía un cigarro entre las falanges enguantadas, desprendiendo vahos de humo que disipábanse en remolinos sinuosos, a través de los cuales, más como una fantasmagoría que como una supuesta aparición divina de las mil que fuere célebre {«¡loca!»), pronto emergería el varón de la oscuridad, delante de ella, desprovista de realidad, ilusoriamente visionaria: alucinada.