Últimamente he recibido muchos comentarios negativos sobre la protagonista de Inevitable, Irremediable e Inquebrantable. Algunos muy duros, otros con respeto —que siempre agradezco—. Pero me gustaría aclarar algo.
Desde el principio dije que esta no era una historia de amor típica. No iba de chico y chica que se enamoran y viven felices para siempre. Es una historia sobre lo complejo que puede ser amar, sobre los grises, las contradicciones, el deseo y la culpa.
Sí, ella es inmadura en Inevitable. Duda, se equivoca, no sabe lo que quiere. Pero evoluciona. En Irremediable e Inquebrantable ya no es una niña: es una mujer entre dos amores con un pasado que la queman distinto, pero igual de fuerte. No es perfecta. Se equivoca, ama mal, a veces huye… pero también crece, arde y siente hasta el fondo.
Lo que me llama la atención es que la mayoría de críticas son hacia ella, cuando los tres personajes cometen los mismos errores. Ellos también mienten, dudan, hieren, traicionan. Y aun así, los adoramos —especialmente a Satoru—. Me parece curioso cómo seguimos juzgando con más dureza a una mujer que siente demasiado.
Quizá no supe transmitirlo del todo, o quizá a veces nos quedamos solo con la superficie de lo romántico. Pero el amor real no siempre es bonito. A veces confunde, duele y rompe. No es blanco o negro. Todo o nada.
Y eso es lo que quise contar.
Gracias a quienes leen desde el corazón, aunque no estén de acuerdo.
Gracias por seguir acompañando esta historia.
❤️ Lyra