Estrella brillante, si fuera constante como tú,
No en solitario esplendor colgada de lo alto de la noche
Y mirando, con eternos párpados abiertos,
Como de naturaleza paciente, un insomne eremita,
Las móviles aguas en su religiosa tarea
De pura ablución alrededor de tierra de humanas riberas,
O de contemplación de la recién suavemente caída máscara
De nieve de las montañas y páramos.
No, aún todavía constante, todavía inamovible,
Recostada sobre el maduro corazón de mi bello amor,
Para sentir para siempre su suave henchirse y caer,
Despierto por siempre en una dulce inquietud,
Silencioso, silencioso para escuchar su tierno respirar,
Y así vivir por siempre o si no, desvanecerme en la muerte.
-John Keats.