Quizá nunca leas esto, pero realmente han sido días locos. Pensé que sabía de montañas rusas, porque había escrito sobre ellas, hasta que te conocí. Hasta que te tuve en mi vida por más de cinco años, y luego te perdí.
No sé por qué, pero algo o alguien se apiadó de mí, y pude tenerte contigo de nuevo por diez días. Neruda dice que es tan corto el amor y tan largo el olvido, y no se equivocaba, porque lastimosamente en este mundo la felicidad está hecha para durar poco. Luego, aprendemos a aferrarnos a esos momentos, intentando no enloquecer, no ceder, no morir en el dolor de la partida del ser amado.
Quisiera mentirme a mí misma y decir que ya no siento nada, pero lo más probable es que sienta esto por siempre. No lo digo como amenaza, como ceguera, como auto castigo, como egoísmo, si no, más como una certeza de haber encontrado la plenitud a tu lado. Y quizá pueda encontrar otro amor, pueda volver a sonreír, a abrazar, y a besar. Pueda aprender a cuidar, a dar detalles, y a recibirlos. Estamos aprendiendo todo el tiempo ¿Sabes? Todas esas cosas, pero, como alguna vez dijiste, sólo haces ping con una persona en tu vida (lo mismo que construir algo a la medida) y eso no puede recrearse nunca más.
Ojalá nunca leas esto, porque entonces sabrás que nunca podré renunciar a ti, y no sé si puedas vivir con ese peso en tu espalda.