14. La chica de pelo rubio

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14. La chica de pelo rubio

Tres días duró la tormenta. Brittany estaba desesperada y su mal humor afectaba también a su castaña compañera de viaje. Marley intentaba ser paciente, sabía que para la rubia, aquella situación no era fácil, pero a fin de cuentas, ella era la menos culpable de lo sucedido. Brittany solía pasar las horas dentro de la habitación y solo salía para ir al restaurante a comer. La prima de Santana en cambio, frecuentaba las zonas comunes del hotel, como la cafetería, la sala de billar y la sauna. Intentaba hacer aquellos días más llevaderos y alejarse de Brittany todo el tiempo que podía.

Amaneció el treinta y uno de diciembre, y todo parecía indicar que las cosas habían vuelto a la calma. Brittany madrugó y bajó corriendo a la recepción del hotel, unos minutos después volvió a subir a la habitación con una gran noticia.

- ¡Ya podemos marcharnos de este maldito lugar! ¡Marley despierta!, las carreteras están habilitadas.

La castaña dio un bote en la cama y resopló fastidiada, debían ser las ocho de la mañana y la noche anterior trasnochó con unos huéspedes del hotel.

Brittany comenzó a meter sus cosas en la maleta y la joven se cubrió la cabeza con la almohada.

- Vamos Marley, levántate – Rogó Brittany - ¡Podremos ver por fin a Santana!

Marley se incorporó y desperezándose, se levantó de la cama. Se acercó a la ventana y miró a través de ella. El día era soleado, las calles aunque húmedas ya no tenían ni rastro de nieve, los desperfectos estaban casi reparados y el tráfico comenzaba a fluir con normalidad por la ciudad. Sin duda, el tiempo había mejorado y con él, el humor de Brittany.

En menos de una hora recogieron sus cosas, desayunaron y ya estaban en camino. Marley dejó que la rubia condujera y así ella podría echar una cabezadita. Aún no llevaban ni media hora de camino, cuando el teléfono móvil de Marley sonó. La joven se despertó sobresaltada, miró el nombre de la persona que llamaba, rogando para que no fuese nadie del colegio.

- ¡Es Santana! – Exclamó mordiéndose luego el labio inferior - ¿Qué hago?

- Cógelo, pero yo quiero oírla. Conecta el manos libres – Contestó Brittany sonriendo.

Marley le dio al botón verde de su teléfono y seguidamente al altavoz y la voz de Santana se dejó oír por todo el vehículo.

- Marley ¿Estás ahí?

Brittany suspiró sin apartar la vista de la carretera y sus ojos adquirieron un brillo especial.

- Sí prima, soy yo – Contestó Marley sin quitar ojo a su compañera de viaje.

- Supongo que aún te falta mucho por llegar...

- Un poco.

- Tengo ganas de verte. Escucha, te llamo porque probablemente no estemos en casa cuando llegues. Sabes que el año nuevo siempre solemos recibirlo en la casa del Señor Jones, el jefe de mi padre. Así que, si quieres puedes dirigirte allí, en caso de no encontrarnos - Santana hablaba muy rápido, como si tuviese prisa - ¿Lo has entendido?

- Sí, pero no conozco a esa familia.

- Lo sé prima, pero ellos a ti sí. Tu nombre está en la lista de invitados para la fiesta de esta noche. Te enviaré la dirección por un mensaje al móvil, para que no tengas que recordarla. No imaginas las ganas que tengo de que llegues y me cuentes como va todo – Santana parecía haberse calmado un poco.

- Yo también prima, ni te lo imaginas - Hubo un silencio, Marley pensó que la comunicación se había cortado - ¿Santana? ¿Sigues ahí? No te oigo.

Mi rubiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora