El chico
Estamos sentados en la alfombra, contra el sofá y frente al fuego. Las llamas danzan en la chimenea; son coloridas bailarinas que proyectan en las paredes a sus acompañantes, bailarines sin color.
El olor a galletas recién horneadas, jengibre y pino, se adhiere en el aire, y el viento es el coreógrafo de las ramas que rozan la ventana cada vez que giran las agujas del reloj cucú.
Las copas de vino quedaron vacías a nuestros pies, y la música de la radio es un susurro agradable a nuestras espaldas. La manta que nos envuelve es de un material tan suave que cada vez que me muevo, siento que me acaricia.
Y luego estás tú. La que hace caricias de verdad.
—Es tan lindo que existas, y que te haya conocido, y que estés aquí... —dices somnolienta.
Es tan lindo que existas, y que te haya conocido, y que estés aquí, querida.
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Un regalo llamado tú
Historia CortaEres el regalo más costoso de la historia, pues me costaste el corazón.